Hija mía, sí te sientes delicada
como una flor y recia y firme como
un tronco.
Sí eres consciente que la vida es
un Don maravilloso, como un ovillo
de lana para tejer.
Sí al pensar en los hijos del
mañana, no te recuerdas de las
muñecas de tu infancia.
Sí tus pies tienen peso sobre la
tierra ingrata y no buscas para ellos
alfombras de rosas.
Sí pueden siempre más las razones
de tu cerebro que las razones de tu
corazón, más las ordenes de tu razón
que las de tus nervios y tus
sentimientos más que tu emotividad.
Sí puedes sentir a todos amigos,
sin entregar el alma a más que a
uno,...Entonces eres una mujer ya
preparada para ser madre hija mía,...
Te mirare partir resignado y alegre
y...Esperaré que VUELVAS con mis
NIETOS.
(Amaury Díaz)
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