Mi
Hijo
Acaba
de cenar ¡Poder Divino!
como
se ha puesto el niño, ¡es un tormento!
Se
ha dado pinceladas ciento a ciento
de
salsa de tomate purpurino.
Disfrutó
la nariz también del vino;
a
la frente ha llegado el condimento,
y
entre el babero y barba hay suculento
residuo
de alcachofas y tocino.
A
todo echa la zarpa, todo toca,
con
el cubierto el rostro se embadurna
hasta
que atina el torpe con la boca;
Inútil
es mi represión nocturna;
viene
a besarme, ríe y soy tan zote,
que...
le limpia la boca mi bigote.
(Edmundo
de Amicis).
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