Reglas
para ser Feliz
Dios
no prometió días sin dolor, risas sin tristezas ni sol sin
lluvia. Pero sí prometió fuerzas para el día, consuelo para las
lágrimas y luz para el camino.
Los
contratiempos son como las piedras en la carretera, van
desapareciendo poco a poco hasta que más adelante se disfrute de
la suavidad.
Nunca
te detengas, lucha, camina, muévete.
Cuando
te sientas triste por no obtener lo que quieres, sé fuerte y
alégrate, porque Dios está pensando en algo mejor para ti.
Cuando
te suceda algo bueno o malo para ti, considera su significado.
Cada
evento en la vida tiene un propósito. Éstos te enseñan como
reír más a no llorar demasiado.
Tú
no puedes obligar a alguien a que te ame, pero puedes hacer que
alguien te ame. Sólo depende de que la otra persona considere tus
méritos.
La
medida del amor se mide cuando se ama sin medida. Raras veces en
la vida tendrás la oportunidad de conocer a una persona que te
ame y que tú ames. Una vez la consigas, no la dejes ir. Esa
oportunidad puede ser que no se repita.
Es
preferible perder el orgullo por la persona que amas, que perder a
la persona que amas por orgullo.
Se
gasta mucho tiempo buscando a la persona correcta para amar, o
buscándole defectos a quien amas, en vez de perfeccionar el amor
que le das.
Cuando
verdaderamente amas a alguien no ves los defectos que tiene, no
esperas respuestas ni miras sus errores. En su lugar, luchas con
sus errores y aceptas sus defectos.
Nunca
abandones a un viejo amigo, no vas a conseguir quién ocupe su
espacio.
Recuerda
estas cinco reglas de oro:
-
Libera tu corazón de odios.
– Libera tu mente de preocupaciones.
– Vive una vida sencilla.
– Da más de ti.
– Espera menos de los demás.
Nadie
puede volver atrás sus pasos para hacer un nuevo comienzo, pero
cualquiera puede empezar a caminar desde ahora para hacer un final
feliz.
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